Steven Spielberg bien podría haberse inspirado en la historia de Percival Harrison Fawcett para crear a Indiana Jones, como habitualmente se dice. Su vida fue de película y sus aventuras, muy parecidas al legendario personaje interpretado por Harrison Ford. Considerado uno de los últimos exploradores clásicos, su obsesión fue La Ciudad Perdida de Z, una antigua ciudadela enclavada en la profundidad de la selva amazónica, las ruinas de una civilización avanzada que lo llevó a adentrarse siete veces en el "infierno verde".
Arqueólogo y explorador, cartógrafo y coronel de la Real Artillería Británica, el solitario aventurero inglés nunca regresó de su última aventura en la selva, más precisamente en el área que ahora se conoce como Parque Nacional Xingu, y ninguna de las expediciones de rescate lo encontró jamás.
Nacido el 18 de agosto de 1867 en Inglaterra, Percival Harrison Fawcett, más conocido como Percy Fawcett, fue uno de los exploradores europeos más populares de principios del siglo pasado, cuando aún existían tierras desconocidas por descubrir y la selva amazónica se presentaba como la gran meca de los cazadores de aventuras, un territorio mayormente desconocido con tesoros ocultos como peligros al acecho.
Alto y musculoso, Fawcett se aventuró varias veces en la jungla haciendo una cartografía de los ríos y trazando fronteras tanto para naciones extranjeras como para la Real Sociedad Geográfica Británica. Más tarde trabajó para el servicio secreto de su país en África del Norte y aprendió técnicas de topografía.
Obsesionado con la selva, a principios de siglo incursionó reiteradas veces en el Mato Grosso, donde aún existían áreas sin cartografiar, donde se despertó su sospecha de que en algún área de la selva existía una gran ciudad perdida, a la que llamó Z.
Según el propio Fawcett, su principal fuente escrita sobre la existencia de aquella ciudad era un documento portugués del siglo XVIII, testimonio dejado por un grupo de cazadores de fortuna que luego de transitar durante diez años por distintas regiones interiores de Brasil describían una antigua urbe en ruinas, la ciudad perdida del Manuscrito 512.
El Manuscrito 512 o Documento 512 es un manuscrito de archivo de mediados del siglo XVIII y que actualmente se conserva en el acervo de la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro bajo el título Relación histórica de una oculta y gran población, antiquísima, sin moradores, que se descubrió en el año de 1753. El documento relata el descubrimiento, al interior del Nordeste brasileño, de una desconocida ciudad perdida con rasgos de una civilización altamente desarrollada. El informe menciona también el hallazgo de unos yacimientos de oro y plata y es probablemente el documento más famoso de la Biblioteca Nacional de ese país, al punto que constituye la base del mayor mito de la arqueología nacional. Si bien se desconoce el autor, los integrantes del Instituto Histórico y Geográfico Brasileño (IHGB) consideraron que el relato era verídico, albergando la esperanza de que podrían encontrarse ruinas de una civilización muy avanzada hacia el interior de la selva.
Cazadores del arca perdida
Desde la llegada de los españoles al continente americano, las historias sobre antiguas civilizaciones perdidas dejaron de ser una fantasía para transformarse en realidad, como sucedió el 24 de julio 1911 cuando el estadounidense Hiram Bingham dio con la ciudad Inca de Machu Picchu en las alturas de los Andes en Perú, mientras buscaba Vilcabamba, la antigua capital de los Incas y baluarte de la resistencia contra los españoles entre 1536 y 1572. La expedición también descubrió otros importantes grupos arqueológicos como Sayaqmarka y la fortaleza de Vitcos. Por entonces también corrían rumores de una ciudad perdida en la ciudad del Cuzco.
Las excavaciones de Bingham en Machu Picchu le permitieron reunir más de quinientas vasijas y otros tantos objetos de bronce, cobre y plata, además de utensilios y herramientas de piedra, aunque no se encontraron objetos de oro.
Sin embargo, la leyenda de la mítica ciudad de El Dorado – supuestamente perdida en el territorio del antiguo Virreinato de Nueva Grandada- hacía suponer que allí se encontraba el tesoro más preciado, y a su vez no hizo más que alimentar el gran sueño de Fawcett de encontrar una ciudad perdida en la región del Amazonas.
La última cruzada
En 1906 Fawcett realizó su primera expedición a Sudamérica para cartografiar un área de la selva en la frontera entre Brasil y Bolivia por encargo de la Royal Geographical Society, que había sido comisionada para cartografiar la región en calidad de árbitro imparcial en una disputa fronteriza.
Desde entonces, entre 1906 y 1924, el arqueólogo realizó siete incursiones al Amazonas. En 1908, rastreó el nacimiento del río Guaporé y en 1910 hizo un viaje al río Heath, en la frontera de Perú y Bolivia.
Finalmente, en febrero de 1925 inició su última expedición junto a su hijo Jack y el amigo de este, Raleigh Rimell. En busca de la ciudad perdida de Z, partieron desde la frontera boliviana y llegaron a Cuiabá el 3 de marzo. Luego continuaron al Este hacia un puesto de los indígenas Bakairi, en camino a la granja de un amigo de Fawcett, a la que planeaban llegar el 18 de mayo. Pero eso nunca sucedió, y desde entonces, nada más se supo de ellos.
En las décadas que siguieron, muchos exploradores fueron tras sus pasos, una misión sumamente difícil, puesto que para evitar que algún otro explorador se adelantara nunca reveló cuál sería su ruta verdadera. Se estima que hasta mediados de los años treinta, un centenar de exploradores perecieron en ese tipo de expediciones.
Desde entonces, Fawcett se convirtió en mito. En 2003, un documental ruso titulado La maldición del oro de los incas. Expedición de Percy Fawcett al Amazonas, daba cuenta de una expedición al lugar supuestamente aproximado al último paradero de Fawcett, así como en las conclusiones, impresiones y presunciones sobre el destino del coronel desaparecido.
Más recientemente, el film Z, La ciudad perdida, dirigida por James Gray, y basada en el libro del mismo nombre de David Grann, describe acontecimientos reales sobre la historia de Fawcett y su búsqueda empedernida por encontrar la ciudad perdida en la cuenca del río Amazonas, precisamente la región de Barra do Garcas, Mato Grosso, en el Pantanal de Brasil.
Si bien nunca se ha confirmado, es posible que la ciudad perdida de Fawcett se basara en las leyendas que rodean a Kuhikugu, un sitio arqueológico ubicado en la cabecera del río Xingu, también en la selva amazónica, descubierto por el antropólogo estadounidense Michael Heckenberger. Pero esa ya es otra historia.
Por: Alejandro Rapetti ADEMÁS
Gorki Léninskiye: curiosidades de la última casa donde vivió Lenin
Hiroshima y Nagasaki: colorean los videos de los bombardeos durante la segunda Guerra Mundial
Historia. Los vínculos nazis de la estancia alemana escondida en las sierras bonaerenses
Cuarentena: Mandaba cuentos por audio a sus nietos y ahora es un éxito en Spotify
Fuente de la noticia (La Nacion)